lunes, 14 de julio de 2008

Goya e Italia

Natalia y Zaragoza
Ayer visité la exposición “Goya e Italia” que se encuentra en el Museo de Zaragoza, situado en la Plaza de Los Sitios. Nos habían hablado muy bien de ella, y ayer nos decidimos por fin a hacer la visita.

La exposición es enorme. Hay un montón de cuadros de Goya y de otros artistas como comparación, así que no se puede entrar así, sin más, porque no te enterarás de nada. Os recomiendo que hagáis la visita guiada si tenéis intención de visitarla. Es muy amena y te cuentan un montón de curiosidades.

Pedacitos de historia
La exposición, como os digo, es muy grande y se divide en ámbitos. Comenzamos descubriendo Zaragoza y Aragón, los artistas que vivieron antes o al mismo tiempo que Goya, entre ellos Francisco Bayeu, que más tarde se convertiría en el cuñado de Goya. Mi guía destacó que “de no haber nacido Goya, Bayeu sería el pintor aragonés y español más importante.”

Es más, aun sin conocerse ni tener ningún parentesco familiar, ambos se presentaron a un “concurso” que había en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, con fin de conseguir una beca y seguir estudiando. Bayeu ganó con un cuadro precioso. Y, te das la vuelta para ver el que presentó Goya, y te preguntas “¿Ese cuadro infantil está pintado de veras por Goya?”. Pues sí. Se ve que los Bayeu llevaban unos cuantos años de experiencia a Goya.

Italia es presentada a Goya
Pero Goya no se dejo vencer tan fácilmente. Su maestro, José Luzán – quien también había sido maestro de Bayeu –, había viajado a Italia y había regresado. Le contó a Goya maravillas a cerca de este país, y sobretodo de Roma. Así que Goya decide ahorrar y, con veintitrés años, viaja a Italia, haciendo un gran esfuerzo económico, pues no iba resguardado por ninguna beca.

Un aprendiz entre maestros.
Allí estudia a los maestros de aquella época y tras hacerlo, marcha a Parma para presentarse a un concurso convocado por la Academia de Bellas Artes y darse a conocer. La obra que presentó no fue otra que “Aníbal vencedor que miró por primera vez Italia desde los Alpes" (Bajo estas líneas). Por curiosidad, este mismo cuadro ha servido para ilustrar los folletos y posters de la exposición.




La sala principal de este ámbito, llamada “Mundos Romanos”, me ha resultado magnífica. En el centro hay bustos de todos los maestros italianos y extranjeros que por aquel tiempo triunfaban en Roma. Y, rodeados de ellos, espléndidos retratos/autorretratos de los mismos, para mostrar – no solo su parecido con el busto al que acompañaba – si no el poderío artístico y del reconocimiento social del que gozaban

Y, entonces, te acercas a una pared, y entre los retratos de los maestros, ves un autorretrato de Goya de muy pequeño tamaño, como una postal actual. Entonces, piensas: “Goya, un aprendiz de pintor desconocido, sin beca, sin maestro, intentando hacerse ver entre todos los grandes maestros.”

Una rara esponja
Mi guía destacó en varias ocasiones que “Goya era como una esponja, pero solo absorbía lo que él quería”. Esto es, tomaba de modelo a los maestros, pero sólo las cosas que de ellos le gustaban, variando detalles y añadiendo su propio estilo. A lo largo de la exposición se muestran varias comparaciones de cuadros de estos maestros y de Goya, que tienen la base en común, pero que son muy distintos al mismo tiempo.

El Cuaderno Italiano
Cuenta con un solo ámbito para él. Se trata de un cuaderno que Goya compró para escribir sus impresiones sobre Italia. Y está ahí, en la exposición, en un atril de máxima seguridad, pues de un tesoro se trata. Yo lo pienso y digo “Ostras, es que esas páginas fueros escritas por Goya. Es una pasada”. Dado el gran valor de este cuaderno, no se puede tocar y mucho menos hojear, por lo que los de la exposición han hecho unos “facsímiles”, copias exactas del cuaderno y que se encuentran a lo largo de ese ámbito. Estos sí que se pueden hojear: Hay notas de Goya acerca de las ciudades, bocetos de cuadros que más tarde realizó… Simplemente impresionante. Estos facsímiles se pueden comprar en la tienda, mas responden a un precio elevado de 125€. Aun así, me encantaría tener uno de esos. ¿A quién no?

Adiós, Italia.
Aun sin conocer el fallo del Jurado de Parma, Goya parte de nuevo a España, a Zaragoza, pues se entera de que están buscando pintores para pintar la cúpula de la –por entonces- nueva Basílica del Pilar. Ya en Zaragoza, se da a conocer, dice que ha estudiado en Italia, que puede hacer el trabajo. Tiene suerte y le dejan preparan unos bocetos que vemos en la exposición. Y ahí comienza la estelar carrera de Goya.


Bayeu, una buena carta de presentación.
A todo esto, Goya ya se había casado con Josefa Bayeu – o “La Pepa”, como el la llamaba – y, por lo tanto, era cuñado de Bayeu. Éste está trabajando en el Palacio Real en Madrid y le dice a Goya que si de verdad quiere triunfar, no hay otro lugar como ese. Por lo que Goya viaja a Madrid y es aceptado como pintor en el Palacio Real, donde realiza retratos a la Familia Real. El más famoso “La Familia del Infante Don Luis”, donde podemos ver al infante, que cuenta con la misma cara que S.M Don Juan Carlos.

Los Caprichos.
Pero después de haber triunfado de esta manera, Goya se vuelve “del lado oscuro”, por así decirlo, como otros muchos autores, que relatan la verdad del mundo en sus obras. Porque no todo es felicidad por aquella época, si no que hay hambre, guerra, muerta. Así nacen los Caprichos, pequeñas obras en las que Goya se mofa de los niños ricos y mimados, de los sacerdotes de aquel tiempo… En la exposición se muestra una obra de Goya, que cuenta con la frase “El sueño de la razón produce monstruos”. Ahí queda.

Oscura prisión
Para finalizar la exposición, nos muestran en una diapositiva una estatua tallada por Miguel Ángel y reproducida al estilo de Goya en pintura. En esta última se muestra a Goya dolorido por una grave enfermedad – de la que luego se recuperó y reflejó en este cuadro – y acompañado por su amigo y médico Arrieta, es decir, acompañado por los únicos que aun le son fieles, como en la estatua de Miguel Ángel que refleja al Mesías acompañado de los últimos valientes que le acompañaron en los momentos más duros. Y se cierra la exposición con la siguiente frase de Miguel Ángel: “La morte èl fin d´una prigione scura” es decir, “La muerte es el fin de una oscura prisión”.


Para más información - ¿parece imposible que haya más información, verdad? - haced click aquí y ¿por qué no? Visitad la exposición. Un poco de cultura no mata a nadie - aunque algunos así lo piensen Merece la pena.

4 comentarios:

Meg dijo...

No cabe duda que en cada rincon hay bellezas por compartir y descubrir. Sobretodo gracias a ti por compartirlas con nosotros.


Saludos =)

Ladynere dijo...

Señorita, ¿me permite subir esta estupenda crónica al Cultural de Zgzme citándola como autora en todo momento?
;)
A cambio, te invito a un helado!
Besos!

Natalia dijo...

Hechooo ;)

Por cierto, esta tarde-noche voy a ver el Buscón de Quevedo al teatro, en el centro Joaquin Roncal. ¿Te veo allí? si no, ya te contaré ^^

Ladynere dijo...

Estas noches suelo estar en la Expo; ayer vi un concierto de fado impresionante.
Mñn sale tu crónica ;)
Bss!