Una tarta y buenas maneras

"Yo creo en un Dios salvaje.
Él es el que nos gobierna, sin solución de
continuidad, desde la noche de los tiempos"

Ayer fui al Teatro Principal de Zaragoza para ver "Un Dios salvaje", que está teniendo un gran éxito, ya que las entradas estaban casi agotadas. Así que no tuvimos más remedio que sentarnos en un palco de visibilidad reducida - aunque era mentira, porque se veía de lo mejor. Creo que la gente quería ver esta obra - basada en Le dieu du carnage, de Yasmina Reza versionada ahora por Jordi Galcerán - porque todo son rostros conocidos.

Toda la historia se sitúa en el salón de una de las parejas. En este lugar reinan las buenas maneras, los parabienes y los códigos de convivencia. Dos matrimonios que se ven obligados a conocerse debido a que el hijo de uno de ellos ha roto los dientes al de los otros. Y un punto en común: arreglar las cosas cuanto antes sin dejar en ningún momento la educación. ¿Pero qué pasa cuando esta educación se derrumba? ¿Cuándo los propios padres se convierten en niños?

A un lado del ring tenemos a los padres de la víctima, a saber Miguel (Antonio Molero) y Verónica (Aitana Sánchez-Gijón) que repiten que no ha ocurrido nada y que es un placer conocer al otro matrimonio, aunque claro, su hijo ha tenido que perder dos dientes para eso. Y en el otro lado están los padres del pequeño atacante, Alex (Pere Ponce) y Ana (Maribel Verdú) que se deshacen en disculpas no sentidas.

Una escena de la vida diaria llevada al extremo. Te sientes identificado y por eso te ríes. Cotidianidades como los "cafelitos", la cocacola, una tarta de manzana, flores, teléfonos móviles, un sofá y, sobre todo, padres y madres.

En realidad, era la primera obra moderna que he ido a ver y no me ha dejado para nada con mal sabor de boca. Me he reído como nunca - bueno, no tanto como con Luis Piedrahita - y he disfrutado un montón. Los cuatro actores son una maravilla en lo suyo, pero me veo obligada a destacar la actuación de Antonio Molero - "Si es lo que yo digo, somos como arcilla" -. Cada vez que abría la boca era para decir algo ingenioso que me hacía reír a más no poder. Aitana Sánchez-Gijón también muy metida en su papel de madre culta y civilizada, Pere Ponce un abogado pegado a su teléfono móvil y Maribel Verdú una madre reprimida con ganas de gritar. Todos han estado espléndidos.

No dejéis de verla si tenéis la oportunidad =3
Saludines!
Nataliaa