Zaragoza huele a Literatura. La feria del libro ha llegado, ¡yay! Y así, hay actividades culturales por todas todas las esquinas. Hoy he madrugado, como dice el título, para escuchar un recital en honor a Miguel Hernández que tenía lugar en la carpa de la feria. Madrugar es un concepto relativo - ¿es las 10 temprano? -, pero para mí tener que despertarme con el sonido de un despertador conlleva madrugar, aunque el despertador cante bien entrada la mañana.
Miguel Hernández es muy grande. Y no se puede decir más. Elena Julián, Justo Erdociain y Miguel Ángel Ortiz nos han recitado partes del Romancero y cancionero de ausencias y El rayo que no cesa del poeta de Orihuela, aquel que se llevaba una pequeña libreta cuando cuidaba de las cabras, aquel que se llama barro aunque Miguel se llame, aquel al que se ha de aplaudir. Sí, como ha dicho Pablo Lumbreras - presidente de la Tertulia Teatral de Zaragoza - "aplaudan, pero no nos aplaudan a nosotros: aplaudan a Miguel Hernández".
Una querencia tengo por tu acento,
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.
Paciencia necesita mi tormento
urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.
¡Ay, querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.
Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia,
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo.
Y sigue desgranándose irremediablemente el tiempo. Pero de momento, te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.
5 comentarios:
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Son sin duda mis versos preferidos de Hernández. La última frase es definitivamente matadora, asesina en su belleza. Y los conozco desde hace mucho, mucho tiempo gracias a Serrat y al radiocasete de mi madre...
En fin, ahora que soy casi un anciano supongo que todas las cosas me traen la nostalgia de los recuerdos xD
Miguel Hernández nos dejó el poder de la seducción de antaño. Y doy fe de que aún sirve en nuestros días.
un grande de la literatura, sin ninguna duda
Sabes lo mejor de mi libro? El sms de tu madre esta mañana "Esta mañana me he leído la historia esa del globo aterrizando en la maestranza y me ha parecido divertidisima. Enhorabuena primo" Merece la pena la verdad. besos
Esa frase final... es que la elegía a Ramón Sijé me pone el vello de punta y cuando ocurre no me acuerdo de nada más.
Besos.
Publicar un comentario