La lámpara consumida

Camino con paso ligero, pues no puedo esperar el momento de llegar a mi habitación. Sé que ella me estará esperando, porque siempre está allí…He de decir que la puntualidad es una de sus muchas virtudes.

La villa de Semíramis bulle de actividad a pesar de que el sol se empieza a poner. Por desgracia, mis padres ya no trabajan como lo hacían antes, por lo que estoy seguro de que me esperarán en casa.

Me detengo frente a mi puerta. Mi corazón late desbocado cuando observo la casa vecina, con las paredes pintadas de un blanco inmaculado, color que hace imposible no pensar en ella…Tisbe está, en estos mismos momentos en los que yo observo las blanquecinas paredes de su casa, esperándome en su habitación… Tan cerca, pero a la vez tan lejos…

Entro en mi casa y no me entretengo en saludar a mis padres, que están en el patio trasero, sino que me dirijo directamente a mi habitación. Enciendo la pequeña lámpara de aceite que aun está en el suelo desde la noche anterior y oigo un susurro que me llama. “Ya estoy aquí, mi amor” pienso, pero no lo digo, pues no quiero que mis padres se den cuenta de mi presencia.

Me arrodillo frente a la pared…Y allí está ella.

Sólo la puedo observar a través de una pequeña hendidura en mi pared, nuestra pared, pero es suficiente, porque puedo ver sus ojos claros contemplándome, brillantes, resplandecientes.
Han pasado tantos años en los que nos hemos amado con pasión, sin embargo, nunca hemos sentido el contacto del otro de ninguna de las formas posibles, pues nuestras familias se han opuesto siempre a nuestro romance…

Han pasado tantas noches en las que hablamos en susurros, haciendo cómplice de nuestro incontrolado amor a aquella pared, que nos separa y nos une a la vez, nuestros corazones abrasados por las pequeñas lámparas de aceite, que alumbran nuestros rostros con destellos dorados.

Ella, Tisbe, sonríe al verme llegar, y susurra mi nombre de nuevo:

- Píramo…

Su voz llega a mí amortiguada, pero llena de ternura.

- Tisbe…No podemos continuar así – digo, mientras un plan empieza a formar parte en mi cabeza.
- Ya lo sé, Píramo, pero, ¿Qué podemos hacer, si no sólo es ésta pared la que se interpone entre nosotros, también son nuestras familias las que impiden nuestro amor?
- Mañana…- digo- mañana todo acabará.
- ¿Cómo? – susurra ella.
- Nos fugaremos – digo, en un arrebato de pasión, pues no puedo esperar a tener a Tisbe entre mis brazos – Dejaremos atrás todo esto…Una nueva vida para mí y para ti.

Sus ojos relampaguean ante la idea.

- Te escucho – susurra.
- Mañana – repito – a medianoche nos reuniremos en el bosque, junto al sepulcro del rey Nino… Saldremos de casa a diferentes horas, para que nadie sospeche de nuestra huida.
- Yo saldré antes…- dice ella – No aguanto estar encerrada aquí por más tiempo.
- De acuerdo… Espérame allí…Y partiremos juntos….
- Una nueva vida – susurra Tisbe.

Cuando la lámpara se consume, ella se retira, no sin antes dedicarme una última mirada llena de pasión. Cuando me recuesto en mi cama, incapaz de dormir, dirijo una mirada a la pared que, aunque nos separa cada noche, también impide que nuestro amor se apague, como la lámpara de aceite consumida.

···

Leí una historia de Las Metamorfosis de Ovidio, un clásico de la mitología griega y...esa historia de la que os hablo me pareció tan...maravillosa...que he hecho un "remake"... Está basada en la historia de Ovidio, no he alterado datos, sólo lo cuento con otras palabras y de una forma original...

La historia consta de 4 partes...Las iré poniendo conforme pasen los días...¿Os gustaría, no escucharlas, sino leerlas

Fdo.

Natalia López