domingo, 15 de febrero de 2009

El Doliente

Viene de la entrada de abajo
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De nuevo en mi mente se repiten aquellas escenas que me habían mantenido en cierta manera vivo, pese a que mi corazón había enmudecido en este último lustro, ya que estaba decidido a solo latir para que ella lo escuchase. Mas ¡ya diviso el perfil de mi natal Teruel, allá, recortado contra el añil cielo…! ¡La alegría ya rebosa mi ser al igual que las lágrimas en mis ojos! Mi marcha fue tan precipitada que las razones dadas a familiares, amigos y menos amigos resultaron confusas y escuetas. Ahora que volvía, conversaría gustosamente con cada uno de ellos, pues ya sería el marido – o cuando menos prometido – de mi amada Isabel.

Pero, cuando atravieso la puerta de la ciudad, cumpliendo así el sordo deseo que llevaba formulando durante años, veo que algo no marcha como debiera. Todo está sombrío y las gentes con las que me cruzo rehúyen mi mirada, como si no me conocieran o no quisieran recordarme. Mas el nudo que se había formado en mi garganta, se disuelve cuando mis ojos se clavan en la figura de Juan, íntimo amigo de la infancia y mi confidente durante la adolescencia. Él, a diferencia de las otras personas que de mí se alejaban, me sonríe y se acerca para estrecharme entre sus brazos. Pero no encuentro en su abrazo el consuelo que esperaba, y al separarnos, observo que su rostro está surcado por la preocupación. Aun así, sonríe de nuevo y me pregunta:

- ¿Cómo has pasado estos años, Diego? Ya temía por tu vida.
- Luchando fieramente por el día y soñando con regresar por la noche – digo yo. – Extrañándoos a todos y cada uno de vosotros.
- Me consta que a algunos más que a otros.
- Cuéntate entre esos algunos, mi querido Juan. Mas dime, ¿por qué la noche parece hoy tan oscura y la gente no viene a darme la bienvenida, tal como había esperado?
- Ha pasado mucho tiempo. Unos te tienen por mentiroso y otros por doliente. – explica Juan.
- ¿Y cómo es eso posible?
- Mentiroso, por no haber cumplido el plazo establecido con la dama de Segura.
- ¿Isabel? ¡Acordamos cinco años!
- Que se cumplieron hace más de un mes.
- ¡La guerra me retuvo! – exclamo.
- ¡Y ella esperaba que tu amor te hubiera traído de vuelta!
- Y lo ha hecho.
- Pero tarde – susurra él, apoyando una mano sobre mi hombro.

Lo interrogo con la mirada, pues las palabras se han quedado estancadas en mi garganta.

- Doliente, porque las bodas de Isabel de Segura tuvieron lugar hace poco. – dice, a la par que un grito pugna por salir de mis pulmones y mis ojos se anegan en lágrimas.
- Pero me amaba – susurro – Ella me lo dijo. Dijo que me esperaría.
- Su padre no quiso esperar – argumenta Juan – Y ella no pudo sostener su espera durante mucho tiempo.
- Me amaba – repito, como si eso bastase.
- Y quizá aun lo haga, no lo niego.
- ¿Dónde se encuentra ella ahora? – pregunto con un hilo de voz.
- Te guiaré.

Juan me da un golpecito amistoso en la espalda y ambos emprendemos el camino. Mientras el silencio se instaura y reina entre nosotros. Mis pensamientos gritan todo lo que mi garganta no puede, tanto que temo que todo Teruel los oiga. ¡Tantos años luchando, enriqueciéndome, pensando en ella cada noche! ¡Todo ello ha sido en vano! Escamado ahora, me pregunto si de verdad alguna vez me quiso. ¡Tenía que hacerlo! ¡El sonreír en sus ojos no podía mentir!

Pronto llegamos a una edificación espléndida, que no guarda un lugar especial en mi memoria.

- Aquí vive, con su marido. Según tengo entendido, su dormitorio es aquel en el que aun brilla una luz, no más allá de la primera planta – me indica Juan.
- Bien.
- ¿Te ves con fuerza de escalar hasta allí?
- Me veo con fuerza de hacer cualquier cosa con tal de hablar con ella. – aseguro.

Y así emprendo mi camino hasta el murete. Apoyándome en los salientes, no me resulta una tarea muy difícil el trepar hasta el balcón de Isabel. Una vez allí, tras unos segundos de incertidumbre, me adentro en el dormitorio.


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Mañana sí que sí últimísimo capítulo. Gracias a los que lo han leído.
Besos
Nat

3 comentarios:

Agustina Peña dijo...

jja gracias por pasar, los iconos del costado la mayoria de los que estan del lado izquiero los hice yo, los del otro lado solo unos poquitos :)
Besos.-

Antonellaa- dijo...

Gracias por pasar! Me alegro que te haya gustado mi blog =) El tuyo es muy lindo, me gustaron las cosas que escribis. Un beso, que estes bien =)

Anónimo dijo...

Que indignante, tia. Si es que hay que joderse, el chaval se pega cinco años trinchando moros y por llegar un mes tarde la furcia esa se casa con otro? ¬¬ Te odiaria si no fuera porque no es culpa tuya.