Por los caminos, sin camino

Barco sin naufragio y sin estrella.
ANTONIO MACHADO

Es una curva infinita en tu comisura, una sonrisa que pugna por florecer, o por marchitar; una pequeña ola en el manantial de mi alegría, una breve vibración en mi felicidad. Es ese calor que se desprende, breves escamas de placer; polillas del amanecer en tu piel, alimentándose del atardecer de tu inocencia, en ese corazón que ha empezado a latir sin que tú sepas aun por qué. Qué ha cambiado; yo no lo sé. Cómo hemos llegado aquí; quizá en taxi, en avión, o en tren. A través de la música, de los libros, o de qué. Quién ha escrito esto, quién es nuestro autor, quién nos ha sangrado, quién nos ha dicho adiós y nos ha dejado vivir esto, días, tardes, noches, limbos, infiernos, paraísos, quién. Dónde han quedado nuestros pasados y dónde nuestros futuros; nuestro presente en las yemas de nuestros dedos y mi felicidad escondida en eso, eso que es una curva infinita en tu comisura, una sonrisa que pugna por florecer, o por marchitar. Haz que sea, que respire, que ría, que muera y reviva; hazme y hazme siempre, como un avión de papel, de esos que nunca vuelan sin caer, de los que nunca aterrizan porque nunca despegan de la curva infinita – y eterna – en tu comisura que pugna por florecer. Y florece, florece siempre. Una y otra vez. En esa sonrisa infinita — y eterna —, en ese ser tú que a mí me hace ser.

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En una tarde cenicienta, detenida entre domingo y martes - esto es, entre vida – jugar con tu lit la literatura no está de más (:

¡Feliz inicio de semana!
>N

P.S. ¿Sabes ese gesto que una vez me dijiste que te gustaba? ¿Cómo es?