viernes, 11 de febrero de 2011

Llamaron maricón al señorito Federico

Federico García Lorca en todos sitios. Sí, sí, y ahora también en mis clases de Literatura, lo cual nos garantiza mucho más Lorca. Os voy a bombardear a Lorca como hice con Machado y acabaréis hartos – si bien se ha de señalar que es imposible cansarse de dos personajes tan increíbles de nuestra historia. Así que hartos en el buen sentido de la palabra: escupiréis versos del Romancero y oleréis a los campos de Soria.

Como os decía, por fin abordamos Lorca. Y qué ganas, armada además con la poesía completa que me ha regalado la mejor persona del mundo. Sólo llevo una clase y ya rezumo ojos aceitunados y lunares andaluces. Aunque por otro lado, sólo llevo una clase y ya rezumo odio hacia la gente que no es capaz de mostrar respeto – ya no pido admiración; pretender que comprendieráis el duende de Lorca sería demasiado –, la gente que sólo sabe juzgar por las apariencias, que no puede abrir su mente y salir de ese marco tan mediocre que es una ideología de la que no saben ni la mitad.

Muchas veces os habrá pasado el tener una horrible sensación de odio hacia alguien que habla mal de una persona a la que admiras. Puede ser un famoso de los de ahora – de esos de usar y tirar –, puede ser un escritor, un grupo antiguo, un familiar, un amigo, incluso un personaje de un libro. Así, espero que comprendáis que el tema de García Lorca es, definitivamente, mi talón de Aquiles, mi punto más sumamente débil. No soporto que alguien hable mal de él, aunque sea en broma. Es algo absolutamente delicado para mí y, por desgracia, he pasado algunos malos tragos. Y sí, sé que no conozco a Lorca, pero conozco su poesía, su vida, su tragedia y lo admiro como a nadie por un algo que no sabría explicar. Y creo que, por tanto, merece un respeto. Y un respeto increíble.

Un respeto que va encuadrado, además, dentro de las normas de la decencia. Reírte de alguien que conoces porque es homosexual es triste pero es que carcajearte de Lorca porque era homosexual me parece rídiculo. A ver, queridísimos compañeros de clase, su orientación sexual os debería de importar un carajo para estudiar su poesía. ¿Qué más da si un poema está dirigido a un hombre o a una mujer? Vosotros, títeres de no quiero saber quién, vais a tener que analizar el tema del poema, los símbolos, el léxico; nadie os va a pedir un analísis detallado de la situación sentimental de García Lorca en el preciso instante en que escribrió esos versos. Y por qué, por qué, por qué habláis de algo de lo que no sabéis; por qué os empeñáis en remover cosas que pueden hacer daño a la gente. Sí, ya sabemos todos que de haber estado en Granada de 1936 os habríais jactado de no ser “maricones de mierda” ni “rojos” ni de juntaros con toda esa “escoria”, pero es que en una clase de Literatura de 2011 con vistas a selectividad os interesa saber cuándo se publica Poeta en Nueva York y tratar de explicar – ya nos imaginamos todos que de memoria – que la aurora de Nueva York tenga cuatro columnas de cieno.

Qué triste es, de verdad, que desde hace tanto tiempo hasta nuestros días se siga juzgando a la gente por cosas tan superficiales como su orientación sexual. El 9 de agosto de 1936 se realizó un registro brutal en la Huerta de San Vicente y los insultos a García Lorca fueron múltiples. Ya lo decía su tía Angelines en posteriores declaraciones: “Llamaron maricón al señorito Federico”. No contentos con eso, lo tiraron por las escaleras. Entonces, García Lorca se fue a casa de los Rosales a pasar los que serían los últimos días de su vida. El 10 de febrero de 2011, en una pacífica clase de Literatura, aun hay gente que sigue sin comprender el daño que supone todo ello y que puede seguir bromeando toscamente sobre la sexualidad de uno de los poetas más grandes – si no el más grande – que jamás haya tenido España.

Asco de vida.

6 comentarios:

Miguel dijo...

Simplemente genial, Natalia. Todo lo que tenía que ser dicho, se ha dicho.

Cel dijo...

Bffff...yo cada día alucino más con los de clase, lo gracioso es que van de maduros o algo.
Espero que algún día cambien.
Y madre mía, porque no te veías tú, pero ponías cada carita en clase respecto a los comentarios de estos D: que no sabía si levantarme a pegarles o darte un besito D:
piensa que el profesor masmola :3

José María dijo...

Un consejo:

No hagas ni caso de la gente. El 90% de la población occidental es corta de mente.

El Gato dijo...

Lo más triste de todo es que son títeres de sí mismos. Esclavos de su propia estupidez, y es una pena, para ellos, para el mundo y para los que tienen que soportarlos.

Nakkie dijo...

Por las ganas de "hacer la gracia" pasan de centrarse en aquello que es realmente importante. En fin, cielo, no te hagas mala sangre, gente como esta, te la vas a encontrar a patadas, por desgracia, a lo largo de toda tu vida. Lo único que realmente importa es que TU tengas las ideas claras, tan claras como hasta ahora ^^

Un besote!!!

Anónimo dijo...

Hagamos un trato... tú te olvidas de tus compañeros de clase y sus comentarios escásamente inteligentes y yo me comprometo a leer a Lorca (del que sólo conozco su nombre). Es lo que tiene ser de ciencias... sólo lees lo que te recomiendan. Leer lo que escribes y con la pasión de la que hablas de él... ¡a ver si me estoy perdiendo algo grande!.

Ánimo...