miércoles, 15 de febrero de 2012

Lo que nadie leerá (o carta para Dalí)

Me gusta el momento en que, en la película de El secreto de sus ojos, Ricardo Darín dice, con su acento argentino transparente y cantarín, A este tren, queriendo significar que a este paso, no llegamos a ningún lado. A este tren, él lo dice como si nada, tan argentino, tan guapo, con sus ojos tan claros. A él no le sorprende, pero a mí esas tres palabras me fascinan. A este tren, ¿a dónde vamos?

Yo solo te veo a ti al final de las vías. Ya no sé a quién más ver. Ya no sé si ver a amigos, si ver promesas, si ver planes. Hasta hace poco veía tardes de sábado o de viernes como las de antes, un café, una caña, un rock and blues, fotos estúpidas, bromas compartidas. Estas semanas me conformaba con otro bombín de Chaplin, con algún mensaje de enhorabuena, con un hey-qué-es-de-tu-vida. Pero a este tren, ¿a dónde vamos a parar?

Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada. A este tren, ¿quién pinta, con pincel adolescente, nuestra amistad como un juego de la oca? A lo mejor tenías razón y tenemos que no hablar tanto juntos. Sí, pero sin tu ironía. Porque sí, amigo, sí, hijito, no hablamos tanto juntos. Ya no hablo ni contigo, ni con nadie. A este paso, a Cadaqués. Pero Cadaqués es Liverpool y me voy con mi dosito y me olvido de los demás. Contiguito a Cadaqués. Aunque, claro, siempre puedo pedir a mis amigos que me escriban, hacer un nuevo soneto oscuro cambiando el amor por la amistad. O que me llamen por teléfono y les pregunte que qué les parecen todas las ciudades encantadas de Cuenca que han visto sin mí.

Te acordaste de mí cuando subías
al silencio que sufre la serpiente,
prisionera de grillos y de umbrías

Já.

A este tren, solo te veo a ti al final de las vías, con tu voz dulce que me llama maquinista y que se muere – en el fondo lo sé – por comprarme flores algún día.

Es primero el amor, la amistad o la esgrima;
Dalí, hijito, es primero el amor, la amistad o el esgrima.
A este tren, ya no lo sé.

Natalia

P.S. Sí, sí, me puede Lorca. Pero, al principio, iba bien, ¿no? Monólogo interior sin frases demasiado largas, crudeza, sinceridad, sí, a lo Faulkner. Las malas influencias, claro. Luego llega Lorca, porque me puede, sí. Pero, al principio, iba bien. O eso dicen. O eso creo.
P.S.2. Pero ante todo canto un común pensamiento que nos une en las horas oscuras y doradas.

1 comentario:

Juan A. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.