viernes, 15 de mayo de 2009

¡Que soy amor! ¡Que soy naturaleza!

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!



Ayer, a las 20h00, acompañada por Nerea y Carlos, fui a ver un representación del Ciclo de la palabra en escena, con Los Sonetos del Amor Oscuro de Lorca como protagonistas. Creo que ninguno nos esperábamos la puesta en escena que nos esperaba en la Biblioteca de Aragón, en la sala de "abajo a mano izquierda".

Las luces están apagadas. Una música electrizante música marca los pasos de Hernán Filippini, un solitario guitarrista que, cuando aquel son se apaga, nos deleita con las estremecedoras notas de su guitarra. Entonces, aparecen en el escenario, casi deslizándose, Alberto Amarilla y José Dault, representando al enamorado - aquí a los enamorados, nótese el plural -, de Lorca, ese enamorado que transgrede las normas.

Y comienzan a hablar, un diálogo de amor, amor de luces y sombras, con intensidad y sobretodo, arrebatador. Ambos lo interpretaban de tal manera que no querías que acabara nunca. Yo sentí la necesidad en un par de ocasiones de cerrar los ojos y dejarme arrastrar por las bellas palabras de Lorca -...noche arriba los dos con luna llena, yo me puse a llorar y tú reías...-.

Algo que me ha maravillado de verás - dejando a parte la voz tan dulce, intesta, teatral al fin y al cabo de Alberto Amarilla - es ese nudo en el estómago que se te formaba al oírlos hablar, al escuhar las palabras mezcladas con la melancólica guitarra... Creo que eso es lo que tiene de especial esta obra: te hace estremecer -¿No viste por el aire transparante una dalia de penas y alegríasque te mandó mi corazón caliente?-quizá porque te acerca peligrosamente a los atormentados sentimientos de ese genio que era Lorca...

¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay perro en corazón, voz perseguida,
silencio sin confín, lirio maduro!


Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.
¡Dejo el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!


Besines
Nat

2 comentarios:

Ladynere dijo...

[Con permiso, crónica para el CulturalZgzme, ya sabes ;) ]

Yo tampoco me esperaba esa puesta en escena, ese juego de luces, dos voces en un solo poema. Fue un recital realmente impresionante, mágico, fascinante...

Bss!

Carlos dijo...

Impresionante la representación, como la poesía de Lorca.
La puesta en escena fue una sorpresa, sin duda.

Un placer Natalia!