jueves, 8 de octubre de 2009

Pan recién hecho

Sostenía su manita entre la mía, la acunaba suavemente; su calor era también mío y tras su fina piel latía la curiosidad. Podía encontrarla también en sus ojos negros, como una interrogación; en sus mejillas, como un inocente rubor; en su nariz de pajarillo como esa dulce respiración e incluso en su frente amplia como pequeñas gotas de sudor, que perlaban aquella que vestía sus mejores galas: mechones rebeldes agitados por el cierzo.

Y la Virgen del Pilar nos sonreía, el telón de fondo de las nubes blancas sobre lienzo azul confundiéndose con las flores que a sus pies reposaban. Reposaban, mas no dormían porque, aunque mudas, resplandecían con bellos colores, protegiendo a su dueña y haciendo su sonrisa – lejana, allá en sus labios – cercana.

—Papá— dijo, con la voz entrecortada
— ¿Es ella, de la que siempre me hablas?
—Sí. Nuestra patrona, hijo y tu ángel de la guarda.
—No tiene alas.
—No le hacen falta.
—No es un ángel, entonces.
—Pero a ti siempre te guarda y cuida de que por la noche estés bien arropado.
—¿Y en verano?
—Es ella quien abre tu ventana para que el calor vuele.
—¿Lejos?
—Muy lejos.

El cachirulo – rojo y negro – le venía grande. Por su cabecita resbalaba, obligándolo así a extender una y otra vez su brazo para recolocarlo, su rostro pintado con un divertido sofoco. La mirada le venía, en cambio, pequeña: sus ojos negros no dejaban de saltar para captar todos los detalles, sonidos, perfumes, texturas, ojos, bocas, flores. Huyó su mano de la mía y se escondió entre los pétalos de un clavel blanco.

—Son para ella, ¿verdad?
—Sí.
—Si no necesita alas, ¿para qué quiere flores?
—Porque el aroma de cada una de ellas la alegra.
—Son todas iguales.
—Cada flor tiene el olor de aquel que la trae hasta aquí, haga sol o llueva. La tuya huele a ti.
—¿Y a qué huelo yo, papá?
—A pan dulce y recién hecho, hijo.

El cachirulo le venía grande. Pequeña la mirada. La Virgen del Pilar nos sonreía y, a distancia, nos abrazaba.
____
Ya nos llega a los maños las fiestas del Pilar y yo me las voy a pasar fuera -a saber, Biarritz -. Eso sí, sin perderme mañana de clase, con examen de historia incluidísimo. Así que hasta el martes-miércoles - aun no lo tenemos seguro - no me pasaré por aquí. Disfrutad el puente ^^

Besos!
Natalia

4 comentarios:

Helena Luna dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Helena Luna dijo...

Escribes con una sensibilidad envidiable. Un relato maravilloso.
¡Pasa unas felices fiestas del Pilar, y mucha suerte en tu examen!
Un besazo madrileño.
Lena.

Un día de verano dijo...

¿Cómo que te vas en Pilares?
A mí me encantan.. no sólo salir con mis amigos (de eso estoy cada vez más harta.. interpeñas¬¬) si no que a pesar de ser atea, me sigo vistiendo de baturra y le llevo a la Virgen del Pilar la docena de rosas blancas de siempre. Y cuando voy por la calle Alfonso.. y cuando ves la Plaza del Pilar.. uff! Se me pone la piel de gallina. Repito: aunque no crea en ello.
Pasalo bien.
=)

Ladynere dijo...

Bueno, Biarritz no es un mal sitio para pasar las fiestas del Pilar ;) Su playa es preciosa, intenta ver un atardecer desde ella, con el sol reflejándose en el agua ^^ Y pasear por la playa hasta la cala, etc.
A mí me encantó cuando lo visité.

Un besazo enorme, de nuevo desde la ciudad del cierzo!